viernes, 16 de marzo de 2018

DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA, ANTONIO GIMÉNEZ MIQUELERENA, SOBRINO DE SOR CORAZÓN DE JESÚS, SALVÓ LA VIDA TENDIDO BAJO UN MONTÓN DE PANES EN EL TRICICLO QUE LOS REPARTÍA. (JULIO DE 1936)

Antonio de P. Giménez Miquelerena.



"Tengo el gusto de participarle como en la madrugada de ayer ha nacido el angelito que espérábamos, habiéndonos concedido el Señor un varón para que tengamos de todo y pronto pueda venir conmigo a trabajar a la oficina. Zoe sigue bien,gracias a Dios, y espero se lo dirá Vd. a Sor Catalina y demás Madres y Hermanas conocidas para que pidan a Dios le veamos hecho un santo".

(De la carta de José Giménez Vera (Pepe), a la Superiora General, Sor Verónica de Jesús Marturet, fechada en San Baudilio de Llobregat, a 1 de julio de 1896).


ANTONIO DE PADUA GIMÉNEZ MIQUELERENA.

Hijo de José Giménez Vera, conocido familiarmente por Pepe, y de Zoe Miquelerena Pujol, nació en Sant Boi de Llobregat (Barcelona), a las tres y media de la madrugada del primer día de julio de 1896 (1). Aparece registrado con los nombres de Antonio de Padua, José y Pelayo. Era sobrino de María Angustias Giménez Vera (Sor Corazón de Jesús), co-fundadora de la Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, que llegó a conocerle.

El Señor escuchó los buenos deseos de su padre, y así consiguió, finalizada la Guerra Civil española, un empleo en las oficina del Sanatorio Psiquiátrico Nuestra Señora de Montserrat, de Sant Boi de Llobregat (Barcelona) Y permaneció en aquella institución de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, ejerciendo diversos cargos administrativos, hasta el momento de su fallecimiento, cuando contaba 78 años de edad, sin haberse acogido al beneficio de la jubilación cuando cumplió la edad de poder hacerlo.

Desde muy joven se inclinó a su afición favorita, la fotografía, al tiempo que estuvo involucrado en la mayoría de las iniciativas culturales de su Sant Boi de Llobregat natal. Firmó en el año 1925, el manifiesto fundacional de la Biblioteca Popular del municipio, a la que permaneció vinculado toda su vida, en el ejercicio de diversos cargos que ocupó en su Junta Directiva.

En el transcurso de la Guerra Civil española (1936 - 1939) pasó por momentos dramáticos, difíciles y muy delicados, que no voy a especificar en estas breves líneas biográficas porque el objeto de este trabajo es, precisamente, centrarnos, única y exclusivamente, en uno, concretamente, de aquellos tristes episodios que le todó vivir, es decir, de la manera y forma en que,en una de aquellas ocasiones, logró salvar la vida.

En el año 1964 entró a formar parte del Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat, ocupando distintos cargos en el Consistorio, entre ellos el de Teniente de Alcalde de Cultura, desde donde impulsó y consolidó las anuales celebraciones de los Homenajes a la Vejez, efeméride a la que ya venía colaborando con anterioridad, como secretario del Patronato.

El 14 de mayo de 1925 se unió en matrimonio en la iglesia parroquial de Sant Baldiri, de Sant Boi de Llobregat, con  María Parés Milá, celebrando la ceremonia nupcial el Padre Ramón Roma y Tarradellas (2) capellán de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, del Manicomio de Señoras de Sant Boi de llobregat, atual "Benito Menni. Complex Assistencial en Salut Mental", de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. Fruto de aquel matrimonio fueron sus dos hijos, Lluís-Jordi y Zoe.

Falleció en el Hospital de Bellvitge "Prínceps d'Espanya", de l'Hospitalet de Llobregart, el 7 de diciembre de 1974.

CÓMO LOGRÓ SALVAR LA VIDA

En la medida que iban transcurriendo los días desde el inicio de la Guerra Civil española, se iban sucediendo las dramáticas situaciones de la contienda fraticida. Los asesinatos estaban en el orden del día. Antonio de Padua Giménez Miquelerena era una persona fervientemente católica, y esta condición y su simpatía e identificación con la "Lliga Catalana", resultaron suficientes para que los milicianos de la F.A.I. lo incluyeran en el listado de personas  que debían de ser fusiladas. Diariamente, un camión de caja abierta, hacía un recorrido de madrugada  por determinados domicilios y deteniendo  a las personas que figuraban en aquel listado que les entregaban en el momento de iniciar el recorrido. A los detenidos se les obligaba a subir  a la caja del camión  y custodiados por milicianos armados se dirigían a lugares despoblados del municipio, donde se les hacía descender para seguidamente ser fisilados, dejando allí abandonados sus cuerpos inertes para que luego, sus familiares, conocedores de los lugares donde habitualmente tenían lugar estos asesinatos, pudieran recoger  sus cuerpos para darles  cristiana sepultura.

En uno de aquellos aciagados días, alguien advirtió, confidencialmente, a la Sra. María Parés que su esposo figuraba  en una de aquellas fatídicas listas.

Desconsolada y sin pérdida de tiempo, acudió a unos buenos vecinos, Joan Priu Farrés y su esposa, Teresa Pejoan Colominas, que regentaban un establecimiento para la fabricación y venta de pan, en las primeras casas de la calle del Alou, y guardaban el triciclo que utilizaban para su reparto, en los bajos del número 2  del Passatge Montserrat. En el piso superior vivía la familia Giménez - Parés.

En aquellos dramáticos momentos, de tensión y nerviosismo, se le ocurrió al matrimonio de la panadería, que podían sacar al Sr. Giménez Miquelerena de su domicilio, tendido en la base de la plataforma de carga del triciclo, y cubierto su cuerpo con un montón de panes, para de esta manera pasar desapercibido y poderlo trasladar al Sanatorio Frenopático Nuestra Señora de Montserrat, es decir, al manicomio de Sant Boi. Y sin pensarlo dos veces, así lo hicieron.

Habían avanzado solamente unos pocos metros cuando en la esquina de la Plaça de l'Ajuntament y la Rambla Rafael Casanova, el triciclo conducido por el hijo del matrimonio panadero, Antoni Priu Pejoan, que llevaba de ayudante a su cuñado Joan Alegret Parés, fue interceptado, fusil en mano, por dos milicianos que habían establecido en aquel lugar un punto de control.

-- ¿A dónde váis ? -- les preguntaron.

-- Ya lo veis, a repartir pan -- contestaron con naturalidad los interrogados, al tiempo que lanzaban una de las piezas a las manos de cada uno de aquellos milicianos, y les dejaron proseguir su marcha.

Al llegar al final de la Rambla Rafael Casanova, el triciclo continuó por la calle del Dr. Antonio Pujadas y luego derivó por la actual calle de Sant Benito Menni, siguiendo por el Camino del Cementario (actual calle de Pablo Picasso), accediendo al interior del manicomio por la puerta que utilizaban los enfermos para entrar y salir del recinto hospitalario cuando se dirigían a las faenas agrícolas.

Y ya en el interior del establecimiento psiquiátrico, Antonio de P. Giménez Miquelerena pudo salir de su improvisado escondite motorizado y confundirse, junto con los enfermos allí asilados hasta la finalización de la contienda, logrando salvar, de este modo, la vida.(3)

(1) Registro Civil de San Baudilio de Llobregat. Acta de Nacimiento. Tomo 22. Folio 49
(2) Registro Civil de San Baudilio de Llobregat. Tomo 14. Folio 196.
(3) Conversaciones con Joan Alegret Priu.





 

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