lunes, 23 de abril de 2012

UNO DE CADA 88 NIÑOS EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, SUFRE ALGÚN DESORDEN DEL ESPECTRO AUTISTA.



Según un reportage publicado en el periódico "La Vanguardia" de su corresponsal Ricardo Mir de Francia, en Washington, manifiesta que un estudio reciente asegura que uno de cada 88 niños norteamericanos, está afectado de algún trastorno del espectro autista, y que su incidencia es cinco veces mayor en los niños que en las niñas. Afecta a uno de cada 55 niños, contra una de cada 252 niñas.

"Los números son alarmantes --reconoce Alycia Halladay, investigadora de Autism Speaks, considerada la más grande organización del mundo dedicada a la lucha contra el autismo. Su prevalencia ha aumentado un 1000% en los últimos 40 años y sigue creciendo. El autismo ya es  una crisis de salud pública que afecta a millones de indivíduos y de familias".

Los científicos, no obstante, desconocen a ciencia cierta a que se debe este avance imparable, un 73 % más de casos solamente en los últimos cuatro años, según el Centro para la Prevención y Control de las Enfermedades, el organismo público que encabeza el estudio.

"Parte del incremento se debe a una mejora en la identificación y el diagnóstico de los niños, pero no sabemos si hay otros factores que están propulsando su incidencia", confiesa Jon Baio, uno de los autores del estudio. Las investigaciones apuntan  a que las causas radican  en una combinación de mutaciones genéticas y factores medioambientales, y se esgrimen como factores de riesgo la elevada edad de los padres, las enfermedades durante el embarazo o los partos prematuros. Pero las respuestas no son concluyentes.

Las familias con miembros autistas se enfrentan  a enormes dificultades. No sólo por el estrés emocional y la dedicación que requieren, sino por los costes económicos de los tratamientos para mejorar su calidad de vida. Un estudio reciente revela que  en los Estados Unidos de América los costes durante toda una vida del paciente, oscilan entre 1'4 y 2'3 millones de dólares, en función de si el paciente también tiene una discapacidad intelectual.

Si bien existen algunas ayudas de los estados y del Gobierno federal, las aseguradoras sanitarias raramente cubren el tratamiento psicológico, las terapias del comportamiento o la dependencia en el ámbito doméstico. Los padres de Max, un niño autista de cuatro años de edad se gastaron, el pasado año, 60.000 dólares en visitas al psicólogo, al hospital y al centro de terapia. "El seguro no cubrió nada de nada. El sistema sanitario de este país da asco", dice la abuela de Max.

Y como esta familia, hay dos millones en los Estados Unidos de América, que se enfrentan a la falta de tratamiento asequible y de servicios apropiados. "Los diversos comportamientos y características asociadas con el autismo son tratables; no obstante, esta gente no están recibiendo los servicios que requiere por el coste, la ubicación geográfica, las listas de espera o la cobertura de las aseguradoras", dice Amanda Glensky, portavoz de Autism Society.

Muchas familias acaban rotas. Los divorcios abundan y también la bancarrota. "Los padres de Max han asumido que su hijo es autista y están afrontando  la realidad, pero están destruídos", reconoce la abuela del niño.

PROCEDENCIA:

"La Vanguardia". Domingo, 22 de abril de 2012. Página 46


1 comentario:

  1. Me temo -- y no quiero ser catastrofista -- que a no tardar, estas situaciones asistenciales las vamos a sufrir también en España.

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